jueves, 14 de marzo de 2013

Fantasia Lésbica (Parte I)


Una de mis grandes fantasías cumplidas. Y tuya también.

Después de varios meses recorriendo páginas de contactos y foros , la encontré, era perfecta, superfemenina, atractiva, caliente, con ganas de experimentar, con ganas de sexo, mi alma gemela vamos....

Nos encontramos en un bar de copas, nos dimos los rigurosos besos en la mejilla , yo estaba excitadísima, muy nerviosa, comenzamos a charlar y después de los primeros minutos de nerviosismo se me pasó el tiempo volando, había feeling y muchas ganas de follar.
A las dos de la madrugada y después de dos copas empezamos a coquetear la una con la otra, una mano en el muslo, una mirada, un roce en el brazo y una gran tensión sexual.
Cuando salíamos del último de los garitos, se acercó a mí, con una mano me agarró la cara y con la otra me apartó el pelo y me dijo:
- Nos vamos al hotel?.... Sacó su lengua y con ella acarició mi labio superior.
Jooodeer cómo me puso eso!!!!
- Claro, no hay problema, ya tengo ganas..
Fuimos a la parada de taxis más próxima y subimos a uno. Una vez dentro puso su mano en mi muslo y empezó a acariciarme subiendo por él hasta mi entrepierna, yo estaba poniéndome como una auténtica moto, quería mirarla a los ojos pero no podía, quería disimular ante la mirada del taxista que ya se había dado cuenta de la situación y estaba tanto o más cachondo que yo. No resistí más a sus caricias que ya subían por mi abdomen hasta mi pecho por encima de la camiseta y la miré, vi el deseo en sus ojos y ella supongo el mio en los mios, acerque mi boca a la suya, saqué timidamente mi lengua que se unió a la de ella, se envolvieron la una en la otra primero fuera de la boca hasta que ya nuestras lenguas se fundieron en un beso profundo, revolviendo todo el interior, el paladar, rozando con los dientes y metiéndolas hasta la garganta.

Oímos un "ya hemos llegado" ,  el taxista no quitaba ojo del espejo retrovisor, buscando nuestras caras y nuestras manos. Le pagamos y al salir  pudimos observar su gran erección a través del pantalón, ésto unido a lo que mi amiga había hecho me subió el cachondazo que ya llevaba a más no poder.

Una vez en el hotel, nos dirigimos al ascensor, típico sitio caliente donde se podía masticar la tensión sexual que había. Dio al botón del 6 y me miró, se acercó dejando mi cuerpo pegado a la pared y posó su mano encima de mi pecho y subiendo hacia mi cuello me besó, un beso caliente y húmedo, uno de esos que te deja las piernas temblando. Se abrieron las puertas y nos fuimos hacia la habitación, una vez dentro me dispuse a tomar las riendas, tenía que actuar o me moría del cachondazo.
La agarré del brazo y la llevé a la cama, le dí un empujón dejándola tumbada boca arriba y mirándome alucinada, me puse a cuatro patas encima de ella y saqué mi lengua acercándome a su cara, la pasé por encima de sus labios que enseguida se abrieron para recibirla. Comencé a desabrochar su blusa poco a poco, botón por botón mientras nos mirábamos y sonreíamos, aparté su sujetador dejando sus tetas al aire, sus pezones duros como piedras, agarré un pecho firmemente con mi mano y mi lengua pudo saborear ese pezón , un lametón, un apretón entre mis labios, ella gimiendo, mi respiración acelerada, sus ojos cerrados y su boca abierta, no me podía creer que lo estuviera haciendo, que me estuviera pasando y lo mejor de todo que me estuviera gustando.

Me quité mi camiseta y mi sujetador dejando que ella me mirara, una mirada de deseo, un tragar saliva por parte de ella y una sonrisa al ver su mirada por parte mía. Puso sus dos manos encima de mis tetas y empezó a acariciármelas, a hacer círculos alrededor de mis pezones, a apretarlas suavemente, me gustaba, y mucho, se incorporó y mientras iba acercando su boca a ellas mi cuerpo se tensó, mi espalda se arqueó y mi cabeza se fue hacia atrás sólo de pensar en lo que venía, su lengua en mis pezones, jugando con ellos, rascando sus dientes, succionando, chupando y lamiendo. Ufffff.

Me giró y me tiró a un lado suyo, nos quitamos los pantalones quedandonos tan solo con nuestros tanguitas, yo comencé a acariciarme suavemente los muslos y la entrepierna y ella me siguió haciendo lo mismo, mirándonos, calentándonos más y más. Ella se puso a cuatro patas encima mio y me besó el cuello, el hombro, siguió por mi pecho, lo lamia, movía su lengua frenéticamente encima de mis pezones, entonces agarré sus muslos haciéndola moverse hacia adelante, hacia mi cabeza, quedando su sexo justo encima de mi cara, abierto, sonrosado, húmedo, comencé a lamerlo lentamente, de su boca salió un tímido gemido, mis lamidas eran casi inapreciables, la estaba calentando pero bien. Mis lamidas suaves se fueron convirtiendo en lametones y mi lengua no paraba de moverse, me esforcé en hacerlo bien, como a mi me gusta que me lo hagan, hasta que comencé a introducir mi lengua poco a poco en su coño, me gustaba su sabor, me estaba excitando cada vez más y con ello convertía mis incursiones en embestidas. Ella no paraba de gemir, cada vez más fuerte, hasta que empezó a gritar más, y más seguido , supuse que estaba llegando al orgasmo y empecé a tocarme yo, cada vez con más intensidad, frotando mi clítoris con mis dedos, metiéndome dos dedos dentro,cuando ya no podía aguantar más, su cuerpo comenzó a temblar , gemía hasta que se quedaba sin aire y entonces yo me dejé llevar también sabiendo que se había corrido en mi boca.

Nos tumbamos en la cama una al lado de la otra, esperando que nuestro corazón y nuestra respiración nos dieran una tregua, nos miramos y sonreímos, nos había gustado a las dos.A cabo de un rato ella se levantó y se dirigió al armario, de allí sacó una bolsa, la puso encima de la cama, y me dijo con una sonrisa bien pícara:

- Qué te parece?

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