Por delante alrededor de mis pezones, que se erectan como nunca, una gota se desliza hacia mi abdomen recorriendo el resto de mi pecho al contacto con mi piel ardiente, ardiente de deseo de sentir su lengua jugar con mis pezones duros y receptivos.
El otro por detrás, bajando por mi columna vertebral haciendo que toda mi piel se erice a su contacto. Sigue hacia abajo donde la espalda pierde su nombre y yo encuentro mi gran placer oscuro.
Otra gota recorre el surco entre mis nalgas, que mi amante abre con sus manos haciéndome sentir superexcitada por saber lo que sigue a continuación.
Las abre más, me hace esperar, intento inclinar mi espalda sacando mi trasero hacia atrás, haciéndole saber mis ganas de que se acerque más y más hasta notar el frío contacto de ese hielo en mi entrada trasera.
¿Te apetece?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me interesan tus comentarios tanto para bien como para mal eso me ayudará a mejorar.